Con este álbum, Steven Tyler, Joe Perry y compañía dejaron de ser «los Stones americanos» para convertirse en una fuerza única e indomable. Bajo la producción de Jack Douglas, la banda se metió de lleno en el estudio Record Plant de Nueva York con una misión clara: capturar la energía explosiva de sus conciertos y llevarla al siguiente nivel.
Desde el riff infeccioso de “Walk This Way” —que más tarde se convertiría en un himno intergeneracional gracias al crossover con Run-D.M.C.— hasta la oscuridad psicodélica de la canción que da nombre al disco, Toys in the Attic es puro fuego. También están joyas como “Sweet Emotion”, con ese bajo hipnótico y su groove venenoso, y “Uncle Salty”, una balada turbia que muestra el costado más narrativo de Tyler.
Con más de 8 millones de copias vendidas solo en EE.UU, este disco no solo cimentó a Aerosmith como íconos del rock americano, sino que también influenció a una generación entera de músicos que iban desde el glam metal hasta el grunge. En los ’80 y ’90, bandas como Guns N’ Roses, Mötley Crüe y Pearl Jam encontraron inspiración en la actitud y crudeza que desbordaba cada surco del vinilo.
Hoy, medio siglo después, Toys in the Attic sigue sonando tan fresco como en su primer día. No es solo un álbum: es una cápsula del tiempo, una declaración de intenciones y una clase magistral de cómo hacer rock con alma, sudor y distorsión.
¿Sabías que…?.
1- La intro de “Sweet Emotion” se grabó usando un bajo con talkbox, técnica que luego popularizó Peter Frampton.
2- “Walk This Way” casi no entra al disco: fue recuperada tras una improvisación en el estudio.
3- El título del álbum surgió de una frase de Tyler mientras hablaban de viejos recuerdos almacenados.