La portada fue idea y obra del propio Morrissey e incluye un frame de la película L’Insoumis (1964), donde el actor aparece acostado y con la mirada perdida como si estuviese muerto. Esto ayudó a cerrar el concepto del disco y su atmósfera melancólica.
Según la autobiografía del artista, antes de publicar el álbum Morrissey quiso estar seguro de que contaba con el aval del actor y le preguntó qué le parecía. Delon aceptó sin ningún problema, aunque le mencionó a forma de chiste que sus padres se habrían enojado con él por el título del álbum.
El resto es historia. Con canciones como “Bigmouth Strikes Again”, “The Boy With The Thorn In His Side”, “I Know It’s Over” y, por supuesto, “There Is a Light That Never Goes Out”, The Queen Is Dead se coronó como uno de los álbumes más importantes de la década y hasta el día de hoy su influencia perdura.